Parejero del partido de Luján. Animal que involucra una leyenda popular muy difundida en aquellos años.
Apareció en los campos del Sr. Dorrego,
entre la actual ciudad de Luján y la Estación Jáuregui, del F.C.O. Lo
abandonaron unos arrieros, porque, cansado no pudo seguir la tropilla. Un puestero
de la estancia se adueñó de él, (lo cuidó
y) lo puso en la cancha de carreras cuadreras, donde conquistó el nombre de
“Tallador”.
Ya bien probado como bueno, ganó una
carrera en Pilar por doce mil pesos oro, en cuatro cuadras, a un picazo overo
de la Ciudad de Buenos Aires.
A partir de esta carrera empezaron a
llamarlo “Zaino de la Villa de Luján” o también “Zaino de la Virgen”. Un
napolitano mercachifle, un jugador, un diablo -hombre de confianza del
estanciero Dorrego-, lo hizo recorrer la provincia atado a la jardinera al
llegar a las poblaciones. Recorrió de Norte a Sur, de Este a Oeste (la provincia), venciendo siempre para
dar sentencia o haciendo puesta para correr otra carrera por una apuesta más
grande.
Llegó un momento en que ya nada podía
hacer, por ser demasiado conocido. Hubo que venderlo para que se lo llevaran a
Brasil.
Lo corría “Real y Medio” (llamado así por
su pequeña talla). Iba prendido del cinto del pretal, para evitar que en el
pique lo saque por las ancas. Y lo corría con rienda y sobrerrienda para
poderlo sujetar, porque era fogoso y fuerte en la boca.
Cuando la gente lo nombraba, lo hacía con
respetuoso recogimiento, puesto que veía en este caballo, la mano milagrosa de
Nuestra Sra. de Luján.
De
“El Gaucho Polonio Ahumada”, de Jesús María Pereyra (1945)
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