Lejos de ser un mito como se cree, fue hombre de carne y hueso, cuya fama sentó reales en el mediodía bonaerense, y luego, en alas de aquella, tramontó sierras, vadeó ríos y vino a quedar por Argentina, extendida ya por los ámbitos de la república entera.
Para
los porteños encarna su figura al cantor por antonomasia; sus apasionados
dieron por genial a este payador, cuya amistad con Juan Sin Ropa, consumó su
celebridad.
El
cantor de la pampa fue hijo de José Santos y Vega, andaluz por nacionalidad, y
de una criolla rica del Tandil. Cantó
alguna vez en el mismo Buenos Aires, en teatros de los arrabales.
El
poeta cordobés del Fraile Muerto -Hilario Ascasubi- escribió su conocido
“Santos Vega o Los Mellizos de La Flor”, con sus trece mil versos; narra en
ellos, las imaginarias más que reales andanzas del gaucho. El estro poético de
D. Rafael Obligado también sintióse conmovido por las hazañas del payador. (P.
170)
En notas de Leopoldo Lugones (h), en "Romances del Río
Seco", edición de 1948
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