EL BAYO DE SAN MARTÍN

Por Ricardo Silveyra

Con motivo de la edición de la obra del doctor Emilio Solanet, relativa a los pelos criollos, he recordado una colaboración aparecida años atrás en la Revista de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, cuyo autor escapa en estos momentos a mi memoria, referente, en una de sus partes, al animal que montara en San Lorenzo el Libertador de media América

El artículo rebatía, si no me equivoco, la afirmación del Gral. Mitre efectuada en su “Historia de San Martín", Buenos Aires, 1880, que hablaba de “un arrogante caballo bayo de cola cortada al corvejón” y consideraba que se trataba de un error del patricio, que debió haber confundido el “bay” de los ingleses, o sea nuestro colorado, con el bayo.

No está en el propósito de esta breve colaboración el de entrar en polémica, sino el de acercar un pequeño aporte en pro del conocimiento de los animales que montaron nuestros próceres, basado en las palabras que se transmiten de generación en generación, que son, junto con los documentos, lo que en definitiva hacen la historia.

Mi padre, el Ingeniero don Ricardo Silveyra, relataba que en sus años juveniles conoció a un negro o moreno, como ellos mismos se llamaban, que fuera trompa de órdenes en el célebre combate que marcó el principio de la carrera americana de nuestro héroe máximo. El citado negro, criollo, posiblemente o casi seguro, analfabeto y desconocedor, por supuesto, del  inglés, en sus conversaciones manifestaba que el pingo era bayo cabos negros y malacara, y con la cola cortada al garrón.

Este testimonio de un actor de la épica gesta granadera transmitido a un señor argentino de varias generaciones que montó redomones en años anteriores al siglo en el cual vivimos, y que después de mucho tiempo de defender los intereses nacionales confiados a su custodia hasta poco antes de morir, recientemente a los setenta y siete años, saltaba en pelo los criollos de su marca, puede servir para aclarar la duda deslizada en la publicación recordada y para reafirmar la exactitud de la cita de “Don Bartolo”.

(Fuente Revista Raza Criolla N° 41 – (05-06/1956)