domingo, 18 de marzo de 2018

EL OBRAJERO


Por Vicente G. Quesada

La vida del paisano que se ocupa en los montes del corte de las maderas, y  que se conoce bajo la denominación de obrajero, es un tipo de estas comarcas, producido por su ocupación que desarrolla calidades y desenvuelve instintos cuyo germen nunca se expande en la vida de las ciudades. El obrajero vive durante algún tiempo en los bosques, allí caza o pesca, trabaja o duerme en las selvas primitivas del Chaco o de la isla de Apipé: durante este tiempo se divorcia de las poblaciones. Sus provisiones son yerba, tabaco, charque; sus útiles son hachas, limas, piedras de afilar; sus armas el cuchillo y algún fusil, siempre lleva pólvora, municiones, balas, y anzuelos para pescar, provisto de todo lo necesario embárcase en su veloz canoa que se desliza sobre el Paraná hasta el obraje. Allí hay otros compañeros, y algunas veces mujeres.
Entre las fieras con que tiene que luchar el obrajero está el temible yaguaraté, especie de pantera. Este animal tiene la fuerza bastante no sólo para matar, sino para arrastrar al bosque su presa, o llevarla a nado. El yaguaraté no entra sino en las aguas mansas, es solitario, no caza sino instigado por el hambre, nada mucho y el día lo pasa en la espesura del bosque. Nada teme, caza su presa y la comienza a comer sin darle la muerte. Es un enemigo temible, los trabajadores tienen siempre perros que les indiquen la proximidad del yaguaraté. Por la noche encienden grandes fogatas y en torno de ellas se acuestan, porque el yaguareté huye del fuego. En la oscuridad sus ojos brillan como chispas.
El cuero del yaguaraté se vende con estimación en el mercado, y hay episodios extraordinarios en la caza de la fiera.
Esta vida algo salvaje que lleva el obrajero le hace que adquiera gran confianza en si mismo, y es casi fatalista. Nada le sorprende y está siempre preparado para la lucha. Su oído se aguza y distingue el movimiento de las ramas cuando marcha el yaguaraté, y conoce el rastro con una precisión que pasma.
                       (Selecciones Folklóricas Nº 9 – 5/1966)

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