La palabra posta deriva del latín “posita” que significa “puesta” o “colocada”. Ya se hacía uso de ellas en la Persia antigua. Carlo Magno organizó un servicio de correos sobre la base de “postas”, las que siglos más tarde se propagaron por toda Europa.
En
1771, debido a las gestiones del Visitador de Correos Don Alonso Carrió de la
Vandera, se establecieron las primeras “postas” en el Camino del Norte (hacia
Córdoba).
Habría
de adoptarse en América, desde Méjico para abajo, el sistema de postas
europeas. Asimismo, las Ordenanza de Correos de 1762 dictadas por la Corona
española, referente a este servicio, fueron de aplicación en el Río de la Plata.
Estas ordenanzas establecían, entre otras cosas, que el cargo de “maestro de
posta” debería ser desempañado por un “vecino honrado” que estaría obligado a
mantener determinado número de caballos. El cargo podía, a la muerte del
titular, a los hijos, yernos u otras personas que cuidaran de la posta. Los
‘maestros de postas’ podían nombrar y remover los postillones de los que se
valdrían para el desempeño de sus cargos. Además de muchos otros privilegios
acordados a los ‘maestros de postas, como el llevar armas y poseerlas, el no
poder ser desalojados de las casas donde habitaren, el no poder se detenido por
nadie, ni por la justicia misma en el camino que debían recorrer para el
desempeño de su cometido, les estaba permitido tener ‘libremente mesón, posada o cualquier granjería, aunque sí pagando los
derechos existentes para tales negocios”.
Los
caballos de las ‘postas’ también gozaban de impunidad. Por ello no se pagaba
ninguno “de los derechos de portazgo,
peage, pontazgo, castillería, barcaje, etc.” ni otro tributo de los “impuestos por razón del paso en cualquier
transito” y “podían pastar en todos
los terrenos baldíos y terrenos de las comunas, siempre que no perjudicaran los
labrantíos vedados o cercados”.
Al
disponer la Primera Junta Provisional de Gobierno, el 17 de octubre de 1810 el establecimiento
de una “carrera de postas” a la Ensenada de Barragán, establecía que
cada posta debía tener una “pieza de posta” que se construiría a 25 varas de la
casa principal, “debiendo tener de 10
varas de largo por cinco de ancho, un corredor a la puerta, 4 catres, una mesa
y 4 sillas, una tinaja con un jarro, estando blanqueada por dentro y fuera”.
Además debía haber en cada posta “vino,
aguardiente, aceite, vinagre y legumbre”.
Carlos Antonio Moncaut
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