“…A don Pascasio
Pardo lo alcancé a conocer. Debe haber muerto ya bastante viejo, cuando yo
tenía cinco o seis años…De tez morena, surcada por grandes arrugas, hondas,
como tajos, alto y descarnado, melena muy negra, de pelo abundante con
bastantes hebras blancas, bigote y barbita ralos, patilla nula, mucha ceja,
ojos negros risueños y bondadosos, don Pascasio vestía de levita, un chiripá
corto, botas granaderas, pañuelo blanco, de seda, asegurado al cuello por un anillo de oro, con brillante, galera de
felpa y en la mano rebenque con cabo corto, de plata, terminado en argolla.
Sostenía el chiripá con una faja punzó, tejida, cuyos flecos caían por debajo
de la rastra de plata que aseguraba el tirador…”
(De “Antes del 900” de Adolfo Bioy, nacido en
1882)
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