“A partir de 1950,
una de las partes más lindas de mi vida la pasé en un viejo boliche de campo en
el partido de Pila, “El Boliche El Zorro” que, según viejos pobladores de la
zona databa de 1897 / 98, con rejas desde el mostrador hasta el techo, con
barricas de fideos y bordalezas de vino a la vista; con aperos de los sogueros
del pago colgados del techo, y a pesar de que llevaba en mi corazón esa pasión
por lo auténticamente nuestro, allí fue donde aprendí a querer y valorar aún
más a nuestros paisanos entre los que me hice un montón de grandes amigos;
aprendí a escuchar a un viejo cantor y guitarrero alrededor de un fogón de
campana de una cocina de estancia antigua, o también a oír con atención un
viejo narrador de cuentos y de historias verídicas rodeando un fogón hecho con
una vieja llanta de carro en el medio de una cocina de un rancho de chorizo con
techo de paja y con paredes ahumadas, decoradas con lazos, boleadoras, bozales,
botas viejas colgadas de la pared y de las cañas que sostienen las pajas de
abajo del techo, y alumbrado solamente con un candil: un frasco con una
bombilla vieja con una mecha y un poco de aceite o kerosene.
A pesar de que
pasaron unos cuantos años de ese tiempo tan lindo!, a veces me pongo a pensar
en esa época de mi vida, y como temiendo que alguna vez se me escapen los
recuerdos, me he puesto a escribir, pero lo hago como para mí, nomás, por tener
siempre presente esa parte que con tanto gusto me tocó vivir…”.
(De una carta de 03/1992, de Raúl De Genaro -1932 / 2003-, de San Miguel del Monte)
Hoy, 20 de abril de 2018, habiendo conocido unas décimas gauchas que aluden al mismo boliche, nos ha parecido oportuno e interesantes agregarlas al comentario de De Genaro.
BOLICHE “EL ZORRO”
La memoria se perfila
por eso esfuerzos no
ahorro
si canto al Boliche
“El Zorro”
en el partido de Pila;
mi mente se despabila
y me invade la
inquietud,
fue un verano en
plenitud
cuando me acerqué en
un viaje
hasta ese hermoso
paraje
allá por mi juventud.
Era resero y volvía
tras entregar el
ganado
costeando el Río
Salado
y galopar todo el día;
“-Vamos a la pulpería”
me dijo el Pardo
Lucero
y allí le bajé el
apero
a un lobuno
gargantilla
eché a un corral la
tropilla
y fui a mojar el
garguero.
Entre las paredes
viejas
vi tantos lujos
camperos,
colgaban unos aperos
junto a otras cosas
añejas;
de hierro las largas
rejas
resguardando el
mostrador
cada facón un primor
y algún gaucho de
trabuco
echaban el resto al
truco
de un partido flor y
flor.
Bebí una caña
amarilla,
ya el día clavaba la
guampa,
y ahí nomás a un moro
pampa
ensillé y a la
tropilla
le abrí el corral, la
rosilla
saqué de tiro al
camino
bajo de un cielo
barcino
me despedí y ya sin
treguas
entré a desandar las
leguas
hasta llegar a destino.
Nunca volví por allí
aunque aún vivo en ese
pago
y entre recuerdo me
embriago
con todo lo que viví;
diez años resero fui
y hoy en mi vida
tranquila
las nostalgias forman
fila
y en mi memoria no
borro
al viejo Boliche “El
Zorro”
en el partido de Pila.
(12/2017)
Versos de Roberto
G. Morete
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