Por Pablo Schuartzman
Hijo
de Gualeguay, Bruno Alarcón fue tambor a las órdenes de San Martín y así estuvo
en Maipú, entró en Lima e intervino en las últimas batallas por la libertad. En
la década de 1870 viví ignorado en su pueblo natal, en un rancho que era una
verdadera tapera, y apelando a la caridad pública.
En
1878, con motivo de efectuarse en C. del Uruguay una fiesta benéfica en un
teatro, alguien leyó la poesía de Victoriano E. Montes, “El Tambor de Tacuarí”.
Hijos de Gualeguay que se hallaban presentes, escucharon emocionados el poema y
recién supieron quien era Bruno Alarcón. La noticia corrió rápidamente por la
provincia y el entonces gobernador, don Ramón Febre, dispuso que el viejo
tambor llegara a la Casa
de Gobierno, donde en un acto público le hizo entrega de la suma de quinientos
pesos para atender sus necesidades más urgentes. Hubo también un proyecto de
ley a fin de acordarle una pensión vitalicia.
(De "Entre Ríos en Anécdotas")
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