jueves, 21 de marzo de 2019

EL RINCÓN DEL SALADO


 “Su estancia instalada en el Rincón del Salado, estaba dispuesta como algunas otras estancias de la zona, es decir, que se había aprovechado de los accidentes del suelo para ayudarse en la defensa contra el indio. Eran estancias-fuertes, donde el resguardo humano hallaba asidero fuera del propio, en la misma naturaleza, en este caso, el río Salado. El río, en ese sitio, es manso, tranquilo. Sus aguas corren perezosamente debido al escaso declive. Es profundo y lo suficientemente ancho como para resistir cualquier ataque foráneo. Está lleno de sinuosidades provocadas por las conocidas características del suelo blando. Una de esas curvaturas efectúa en ese lugar, un codo casi en ángulo recto que rodea por dos lados, una especie de plataforma de quince hectáreas de extensión. El tercer lado de defensa natural lo constituía el cauce del arroyo El Saladillo, que, viniendo del oeste, desembocaba en el mismo codo antedicho de El Salado. El mencionado arroyo no sólo es profundo, sino que corre en un verdadero  tembladeral extraordinariamente peligroso. Un puente levadizo sobre éste lo ponía en contacto con su personal resguardado por el cerco de talas, y, al frente, el único lado de la plataforma cuadrangular, libre y abierto a la pampa, le oponía el sistema de puestos y la bravura legendaria de sus veteranos. En esa especie de península fluvial se estableció definitivamente,…”

(Del libro “Don Clemente López - Vida del abuelo de Rosas”,
de Mario Anibal López Osornio) (textual de págs. 116/117)

Nota: Don Clemente López de Osornio, n. en Bs. As. 22/11/1720
          muerto por los indios en El Rincón de Salado 13/12/1783

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